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Día de la mujer. Sor Juana Inés de la Cruz

Sor Juana Inés de la Cruz, el mejor escritor de América fue una chica

CUENTO: ANGÉLICA RUIZ | ILUSTRACIÓN: ULISES CULEBRO

Hace muchos años, en una aldea mexicana al pie de dos volcanes, una niña muy pequeña llamada Juana se presentó ante su mamá en la cocina de su casa vestida de chico y dijo:

—Mami, quiero que me cortes el pelo como un niño.

Su madre Isabel, sorprendida, dejó de moler el maíz y se giró para mirarla.

—Pero Juanita, cariño, ¿por qué te has vestido así? ¿Y para qué quieres cortarte esa melena tan bonita y larga?

—Quiero ser como un chamaco para poder ir a ese colegio al que solo van ellos que se llama universidad.

—Juana, amor mío, eso no puede ser, aunque te corte el pelo, la universidad es para los hombres. Además, solo tienes cinco años.

—Pero ya sé leer, mami.

—Amor, no puede ser. A tu hermana mayor le enseñan en casa y, aun así, apenas sabe deletrear ¿Cómo has podido aprender?

—Mirando desde la puerta la pizarra de la profesora.

En aquella ocasión, su mamá la calmó y no le cortó el pelo.

Pero la niña no se rindió: si no podía ir a la universidad, aprendería sola con los libros de la gran biblioteca que tenía su abuelo Pedro.

Juana, a pesar de su corta edad, estudiaba allí materias muy difíciles, como latín, el idioma en el que estaban escritos los libros más importantes, para así poder leerlos todos. Y cuando jugaba con otros niños de su pueblo, hablaba con ellos náhuatl, la lengua de los mexicanos.

Juana tenía un truco para motivarse: cuando no se aprendía la lección a tiempo, se cortaba mechones de pelo con una tijera porque “el pelo crece deprisa y yo aprendo despacio”. Y como ya no quería parecer un chico ni hacerse escabechinas en su cabello, conseguía ser la estudiante más veloz.

Entre libro y libro escribía poesías muy bonitas y sabía tantas cosas que empezó a trabajar para los virreyes, que eran las personas que más mandaban en México. En aquella corte, una vez la examinaron los doctores más sabios de la universidad para ver si era tan lista como decía su jefa y amiga la virreina. Juana sacó un diez, porque contesto bien a todas las preguntas.

Por aquellos días, cuando una chica cumplía quince años tenía que elegir entre casarse o hacerse monja y pasar el resto de su vida encerrada en un convento.

¿Sabes qué hizo Juana? Prefirió ser monja.

Y Juana Inés Ramírez pasó a ser conocida como sor Juana Inés de la Cruz. Desde su celda en el convento, se dedicó por entero a leer, a estudiar y a escribir algunos de los textos más bellos, ingeniosos e importantes de nuestro idioma.

Y, por si no lo sabías, para ser monja tuvo que… cortarse mucho el pelo.

Y así fue como, a pesar de vivir en un mundo en el que las mujeres eran consideradas inferiores, Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, más conocida como sor Juana Inés de la Cruz, se convirtió en una persona muy culta y en la escritora más importante del Siglo de Oro en América. Admirada por todo el mundo en México y en España, hasta el punto de que, en honor a esta mujer tan portentosa, algunos billetes mexicanos actuales llevan impreso su rostro.

OLVIDADO REY GUDÚ. ANA MARÍA MATUTE

NUESTRO RECUERDO PARA ANA MARÍA MATUTE

 MES DE LA MAGIA EN LA LITERATURA.

Olvidado Rey Gudú.
Otro magnífico libro, Olvidado Rey Gudú, de Ana María Matute. Resulta interesante que una magnífica obra de fantasía, que habitualmente se trata como un género menor, juvenil y marcadamente masculino , haya sido escrito por una mujer de 71 años y escritora consagrada en generos serios. Miembro de la Real Academia Española, Premio Nacional de las Letras, Premio Cervantes y Premio Planeta.Sin embargo, la incursión de Matute en el género fantástico es cuando menos, destacable.

El libro forma parte de su Trilogía Medieval: " La Torre Vigía", " Olvidado Rey Gudú" y    "Aranmanoth", aunque los libros no están relacionados entre sí.
Olvidado Rey Gudú es una obra coral, con una gran multitud de personajes que entrecruzarán sus historias hasta encontrar su destinos. Está ambientada en un reino imaginario de corte medieval, el Reino de Olar, al estilo de las sagas nórdicas. Narra el nacimiento y expansión del reino y sus limites: El misterios Norte, la inhóspita estepa del Este y el Sur, rico y exuberante. En el destino de este reino, tendrá especial importancia una astuta niña, un viejo hechicero y un extraña criatura del subsuelo.
 

 

NUESTRO RECUERDO PARA ANA MARÍA MATUTE

Ana María nació en Barcelona en 1926. Su padre era catalán y su madre castellana.Su niñez transcurrió  entre la gran ciudad- Madrid  y Barcelona-yu un pueblecito riojano , Mansilla de la Sierra, donde pasaba sus vacaciones.
La niña era una criatura enfermiza, ensimismada e imaginativa, conoció la pobreza de las gentes del campo, sus costumbres y sus problemas cotidianos y lo anotó todo en su memoria , primero , y en seguids, en los cuadernos de estudiante distraída que preferia escribir historias a resolver problemas de matemáticas. Como ella misma ha dicho fue una niña precoz; pero fue también una niña que, antes de que pudiera comprenderlo, se encontró con que el mundo se había desbaratado.
De modo que la adolescencia de nuestra escritora será una época de dudas, de preguntas acuciantes  y de necesidades sobro todo la necesidad de escribir. A los diecisiete años redactaba su primera novela-Pequeño teatro-; porque repudiaba " un mundo que (...)sumió la vida en una sucesion de rencores, venganzas, apatia y gritos tan farisaicos como hueros, crueles o mezquinos". Dejó  sus estudios - primero los de bachillerato, luego los de música y pintura- y decidió  seguir escribiendo y participar en los múltiples  concursos literarios , que por aquel entonces, se afanaban en descubrir nuevos valores. La obtención en 1952 del premio de novela corta " Café Gijón" con Fiesta al noroeste, lanzó definitivamente al primer plano un nombre de mujer que ya era conocido en los circulos literarios.