Había una vez un químico envidioso y caprichoso. Estaba enamorado de una comadre juvenil. Entonces el químico se enteró de que la comadre juvenil estaba enamorada de un Quechua con orejas. El químico se enfadó con el Quechua y discutieron y se pegaron. Los dos quedaron espantosos y la comadre se enfado con el Quechua y ya no le gustaba. El Quechua le pidió ayuda al químico, para hacerle un señuelo a la comadre como venganza. El Quechua escribió en una nota la letra del paleolítico, como si fuese un mapa del tesoro y lo escondió en el rompeolas la comadre cayó en el señuelo, se perdió y el químico y Quechua llamaron al municipal para que la buscaran. La encontraron después de un año y el químico y el Quechua al final se arrepintieron de lo que habían hecho.
Julieta Díaz 3ºA
Comentarios recientes